Cronica de una crisis anunciada.

Acaba de terminar el partido que Racing le gano 2 a 1 a Boca en la Bombonera, y lo unico que hace es escarbar un poco mas un pozo profundo en el que esta hundido el club de la ribera.

En los últimos días se ha destapado una pava a presión en la zona de La Boca. El club Xeneixe parece haber vuelto a los años en que Diego Latorre denunciaba que Boca era un cabaret y su técnico el Bambino Veira acuñaba una de sus frases mas memorables:

Boca no es un cabaret. Un cabaret es un lugar donde hay chicas... que se desnudan... ganan plata... Donde muchas veces he ido con amigos"

El tema es que con el contrato de Riquelme y las idas y vueltas que esto generó, se dejó al desnudo la interna entre los Macristas y los Antimacristas. Quedando claro que a nivel plantel también están los Riquelmistas y los Palermistas y sus aliados. Demasiadas internas en un club que viene de hacer la peor campaña de los ultimos años.

Pero el problema de Boca empezó hace ya 12 años por lo menos. Con la llegada de Carlos Bianchi, el club dejo de invertir en jugadores que por decirlo de alguna manera "ya estaban de vuelta", e implementó una de las mejores políticas de incorporaciones en la historia del fútbol mundial, según mi parecer.

Seguramente pensarán que estoy exagerando, pero me voy a fundamentar a continuación.

En primer lugar, Boca cerró un acuerdo con el club Parque, semillero interminable de grandes jugadores como Sorín, Cambiasso y muchos otros, mediante el cual tendría prioridad para llevarse a sus inferiores a cualquier chico que deslumbrara en Papi.

Antes ya había comprado una cantidad enorme de jugadores de las inferiores de Argentinos Juniors entre los cuales se encontraba entre otros JR Riquelme. Había decidido dejar la Candela y refaccionar Casa Amarilla y su estadio. Boca, desde la llegada de Macri al club dió un vuelco de 180º para convertirse en un modelo a seguir, priorizando el trabajo desde la inferiores, sentando las bases de un proyecto a largo plazo.

Eran tiempos felices

Volviendo a la política de fichajes de Bianchi, y el porqué para mí fue una de las mejores políticas de incorporaciones en la historia, vale decir que Boca incorporó en esa época a grandes jugadores de clubes chicos de argentina y de los mejores de sudamerica. Fueron Palermos, los Barros Schelotto, Bermudez, Serna, Cordoba, los que llevaron al xeneixe a conseguir su década de oro. Jugadores que para la liga argentina eran estrellas y que para el fútbol europeo no servían. Boca hizo un trabajo de selección exquisito, comprando a jugadores que alcanzarían su techo en su institución y que salvo excepciones no servían para cualquier otro club en el mundo.

Boca, de esta manera se cansó de ganar. Generó una inercia tan positiva que ganaba sin querer ganar practicamente. Libertadores, Intercontinentales, Sudamericanas, Aperturas, Clausuras y todo esto mientras su rival de siempre estaba en blanco.

Porque todos y digo todos los que se fueron afuera, fracasaron. Y quizá lo excluyo a Riquelme de ese grupo, porque en el Villarreal tuvo un par de buenas temporadas. Pero el resto de esa camada quedó atada de por vida a Boca y su éxito. Si es verdad que Tevez, Gago, Banega y otros pudieron despegarse, pero intervinieron en la última parte de los exitos del club.

Boca apostó por jugadores buenos para la primera nacional, pero descartes para Europa, jugadores que se quedarían en el club porque era lo mejor que conseguirían. De esta manera armó una base solida de futbolistas que conocían el club, la manera de jugar, la gente y sentían la camiseta como pocos.

Lo malo de todo esto es que con el tiempo y los éxitos, las políticas de los clubes cambian. Se pierde la brújula con los fichajes, cambian los técnicos y los dirigentes y algunos ídolos eternos perduran. Y eso es una bomba de relojería. Si no sabes manejarla con extremada pericia, te explota en la cara. Y a Boca le viene explotando desde hace un par de años.

Sino preguntenle al Chino Benitez, a Basile y sobretodo a Abel Alvez, alguien que fue horripilantemente boicoteado por sus propios jugadores.

Boca tuvo su época dorada, pero si no quiere vivir de éxitos pasados, debe darse cuenta que por el camino que transita solo va cuesta abajo.